lunes, 12 de julio de 2010

El Observador

Hace años, antes de irme a dormir, mi padre me contaba la historia de una persona que vivia en un palacio de cristal, en las alturas de Santiago. Nadie sabia de su existencia porque el palacio era invisible, y nunca bajaba. No le gustaba mezclarse con las demas personas, no porque le disgustaran, sino porque le satisfazia su soledad, y se contentaba con estudiar el comportamiento de los demas. Su palacio estaba lleno de telescopios que le permitian observar toda el area de Santiago y amplificadores de sonido con los que podia escuchar las conversaciones de todos los santiaguinos. Tomaba notas de lo que observaba y escuchaba, en un pequeño cuaderno con un lapiz que una vez alguien arrojo al cielo y termino en su palacio.

Un buen dia luego de estudiar el actuar de una joven pareja sentada en un banco en la Plaza Ñuñoa se dispuso a transcribir lo observado, cuando se dio cuenta de que el lapiz se habia gastado. A decir verdad, habia observado lo suficiente para saber que los lapices se gastan, pero nunca imagino que el suyo iba a gastarse [1]. Revisó sus notas y en un corto apunte fechado 15 años atras, leyo que lo que la gente solia hacer cuando se le acababan los lapices era ir a la Libreria y comprar otro.

Ir a una Libreria implicaba bajar del palacio, cosa que le aterro, por lo que decidio evitarlo mientras no fuera necesario. Desgraciadamente desde ya no sabia cuanto, lo unico que sabia hacer, su razon de existencia, era observar y anotar. Busco en vano por sus telescopios soluciones alternativas, pero no las hallo: si a un humano se le acababa un lapiz, la solucion predominante era ir a Libreria y comprar otro.

Tras una acabada planeacion, bajo. Previamente habia ubicado una Libreria y se dirigio hacia ella. Se movia con rapidez y aprension: la cercania de tantas personas lo incomodaba. Ingreso finalmente a la Libreria y sintio una peculiar sensacion en la piel y en el aire que respiraba [2]. Ubico a un vendedor, y se preparo para pedir el lapiz.

Unos gruñidos salieron de su boca. El vendedor se extraño. Lo miro con miedo y tomo un artefacto que el sabia que se llamaba "telefono" y que servia para comunicarse con personas que no se encontraban fisicamente en el lugar. Unos hombres de negro llegaron y lo llevaron afuera.

Sin entender bien, se dirigio a otra Libreria (Habia pleaneado exaustivamente la visita, por si algo salia mal). Un proceso similar se repitio. Cuando fue sacado de la cuarta Libreria comprendio: si bien entendia el lenguaje de los Santiaguinos jamas intento comunicarse mediante el. Pero bueno, el lenguaje escrito lo habia aprendido, y podria comunicarse mediante el. Tomaba notas empleandolo, despues de todo... Rebusco el bolso en busca de su lapiz...

Ahora es cosa de pasar por el centro de Santiago, camuflado entre los tantos viejitos suplicando por monedas, para verlo. Jamas encontro la vuelta a su palacio de cristal, y ha tenido que, a la mala, aprenderse algunas mañas de Santiago. Pero en su cabeza siempre daran vueltas los tiempos pasados, sin saber bien si alguna vez existieron, o fueron simplemente una ilusion.


[1] Esta parte del relato siempre me molesto: estamos hablando de una persona que ha dedicado su vida a observar y analizar y se supone que hay que tragarse que jamas considero que el lapiz iba a acabarse?? La verdad es que ahora me doy cuenta que el acto de que "se acabe un lapiz" es solo valido si alguien lo nota y a alguien "se le acaba el lapiz", y dado que este personaje siempre se abstrayo de ser "alguien", jamas se le ocurrio que al se le podia acabar el lapiz. O algo asi.

[2] El aire acondicionado, sin duda.

2 comentarios:

  1. [1] Quitando la filosofobia de por medio... ¿Que tal las millones de personas que saben que ocurren cosas inesperadas, pero viven pensando que no les pasarán?

    [2] Que es ese tal...aire del que hablas? O.o

    [3] Una persona que vive encerrada y en soledad, puede tener un primer acercamiento tan invasivo? O.o

    [4]Inserte comentario profundo que no quise escribir acá, por que es hora de webeo nu mas =D

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  2. Me gusto, me saco sonrisa y un oh! Esta bueno, hay que trabajarlo mas.

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