martes, 1 de diciembre de 2009

Yo no sirvo para nada

Hoy rompí 9 carteles de Piñera, regalé uno a una señora que quería hacerle una casa a su perro y luego de un par de horas (tras un piedrazo y una leve amenaza hacia mi) los desgraciados habían puesto unos carteles nuevos. Si, soy un pésimo terrorista. O en verdad no tiene sentido atacar al capitalismo de frente y a rostro descubierto. O quizás fue más pataleta que combate. O debería pensar en alguna forma de reinstaurar la vivencia en comunidad mezclada con los alocados tiempos que vivimos, donde la democracia no sea la dictadura de la mayoría, una forma encubierta de oligarquía que me hace pensar en una Edad Media encubierta. Mejor me conformo con la casa del perro.

1 comentario:

  1. Filo, casi todas las weas que hacemos dan lo mismo. Derrepente uno rompe cosas porque hay que romperlas no mas, porque todo esta demasiado armado y es mentira, las grietas estan a la vista , el mundo se esta viniendo abajo pero lo tapamos con weas de plastico.

    Y ya que hay que romper cosas, si tiene la cara de Tatán, tanto mejor

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