lunes, 19 de marzo de 2012

A M

A conoce a M en el bar donde trabaja. M odia a A a primera vista (le parece un ser desagradable). A le ofrece un trabajo a M, quien, a regañadientes, decide aceptar ya que necesita el dinero. Se ven todos los días, comienzan a entenderse. Un día A toma la iniciativa. Salen. Canto, baile. Se enamoran. Se besan, se aprietan, se desarman. Se aman. Pasa el tiempo. Celos, gritos, portazos, teléfono. Mensajitos desde trincheras embriagadas. Distancia. Distancia de la distancia. Frases en muros, cartas encubiertas, voces de amigos en común. Tiempo. Visiones a través de otras bocas y cambio de sábanas.Viento, frío,orillas. Revueltas, rebesos, reamores. Y luego: nunca te he visto, nunca pensé que me enamoraría de alguien así, me enfermas, alejate, cambia: y si tú, y si yo. M escapa al desierto, dice que los negocios, que esto, que lo otro. A manda señales de humo a otras partes del mundo. M escribe versos en papeles sueltos los que guarda en botellas las que luego van a parar al desierto. M se baña en la arena. A rompe guitarras. M se equivoca una y otra vez, salvavidas artificiales van en su ayuda. A viaja en avión, en 2 segundos aparece frente a M. Besos. Destrucción y violencia. M rompe el misterio, A entra en furia, se distorsionan sus señales de humo. El desierto no es suficientemente grande. A vuela. M barre todo, provoca tornados. A olvida sus pantalones recién comprados. M se los envía por correo: no mensajes, no palabras, no dibujos, no cuadros (M adora pintar cuadros) no nada. A recuerda. M recuerda y fabrica incendios de menor escala en los basureros de la oficina en donde trabaja desestructurando la burocracia. A se apropia de una terraza en donde medita todas las noches, rodeado de ebrios, voces de barrio y una que otra rubia tarada.

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